jueves, 3 de septiembre de 2015

G-8 



1.CONCEPTO


El G-8 es un espacio para el debate y la reflexión donde los países miembros toman decisiones respecto de la gestión política y económica mundial. Constituye, fundamentalmente, un ámbito para la cooperación internacional.


El G-8 está compuesto por los países que integran el G-7, más Rusia. El G-7 agrupa a las economías más industrializadas del mundo: Alemania, Italia, Canadá, Japón, Estados Unidos, Reino Unido y Francia.


El objetivo de las reuniones, que se celebran de forma periódica, es informarse acerca de sus políticas, intentar coordinarlas en la medida de lo posible y posicionarse sobre diversos temas internacionales. Sus decisiones se toman por consenso, si bien no resultan vinculantes ni de obligado cumplimiento para cada uno de los países.




Las reuniones anuales de los jefes de Estado o de Gobierno son a puerta cerrada, por lo que únicamente se conoce el contenido de las declaraciones finales.


II. EVOLUCIÓN DEL G8


En el año 1975 comenzaron a celebrarse cumbres económicas anuales a nivel de jefes de Estado o de Gobierno.


Desde 1987, los ministros de Hacienda y gobernadores de bancos centrales del G-7 se han reunido, al menos semestralmente, para hacer un seguimiento de la evolución económica mundial y evaluar las políticas económicas. El Director Gerente del FMI suele participar en las discusiones sobre supervisión que mantienen los ministros de Hacienda y los gobernadores de bancos centrales del G-7.


Rusia participó por primera vez en la cumbre del G-7 celebrada en Nápoles en 1994. En 1997 participó nuevamente en la Cumbre que tuvo lugar en Denver, incorporándose únicamente en la segunda parte de las reuniones. En la cumbre de Birmingham de 1998 se creó formalmente el G-8. Si bien Rusia no es una de las mayores economías industrializadas, es una gran potencia desde el punto de vista estratégico y energético. También ha sido apoyada por su esfuerzo de incorporación a una economía de mercado.


Inicialmente, las reuniones del G-8 abordaban temas macroeconómicos, si bien en la actualidad son muchos los asuntos que conforman la agenda de estos encuentros: estabilidad financiera, tipos de cambio, crecimiento económico, pobreza, seguridad, relaciones exteriores, energía, medio ambiente, comercio, etc.


III. PARTIDARIOS Y DETRACTORES DEL G-8


Tanto en el entorno académico, como político y empresarial, entre otros, existe un número importante de partidarios del G-8, que lo consideran un foro para el análisis de los problemas económicos y financieros entre los países industrializados más importantes del mundo. Este grupo canaliza sus presiones a través de las organizaciones económicas internacionales pues, no en vano, sus miembros cuentan con gran poder en estas instituciones. Así, por ejemplo, en el Fondo Monetario Internacional los países del G-8 acumulan más del 40% de los votos.


Sin embargo, cada vez son más las voces que se escuchan en contra del G-8. Sus críticos lo consideran como un club de países ricos que pretenden determinar el devenir de la economía, la política, y la sociedad internacionales. Pero incluso algunos de sus integrantes consideran que, dadas las actuales circunstancias económicas, se ha quedado obsoleto. Este grupo ya no tiene suficiente credibilidad, pues los problemas a los que nos enfrentamos en un contexto de globalización, no pueden ser resueltos solamente por los países industrializados y, mucho menos, a nivel local. La globalización precisa de un gobierno económico global.


El año 2008 supuso un punto de inflexión en las relaciones económicas internacionales, por ser el año en que la crisis se pone absolutamente de manifiesto. A partir de entonces comienza a ponerse en duda, con mayor énfasis, la legitimidad de este foro.


Moisés Naím, editor de la revista Foreign Policy, señalaba en un artículo publicado en el diario El País (La magia del punto G), el 28 de junio de 2009, que los acuerdos multilaterales son aquellos en los que la mayor parte de los países del mundo se comprometen a operar con las mismas reglas en el contexto internacional. Esto ha funcionado durante algún tiempo, pero no lo hace en la actualidad. Se pregunta Naím cuándo fue la última vez que un gran número de países se puso de acuerdo para afrontar conjuntamente un importante problema mundial. Desde su perspectiva, la última vez que un gran número de países adoptó un acuerdo fue en 1994, cuando se decidió la creación de la Organización Mundial de Comercio. A medida que aumenta la globalización disminuye la capacidad para lograr consensos y las negociaciones multilaterales fracasan. No puede haber consenso entre 200 países, de manera que una alternativa es optar por el minilateralismo. Pero, ¿cuál es el número óptimo? Si tomamos el G-8, los países no invitados a la mesa de negociación denuncian el minilateralismo como excluyente, antidemocrático e ilegítimo. ¿Cuál es, entonces, el punto de equilibrio entre eficacia y legitimidad?.





Existe también a escala internacional un fuerte movimiento anti-globalización que reclama al G-8 un cambio en su enfoque neoliberal. Toda cumbre del G-8 va asociada a los movimientos anti-globalización, que comenzaron a tener una mayor visibilidad a partir de la celebración de la Cumbre de Seattle de 1999, organizada por la Organización Mundial del Comercio (que llegó a ser bautizada como “batalla de Seattle”). Se debe destacar, en cualquier caso, que los movimientos antiglobalización se caracterizan por su amplia heterogeneidad, su falta de consciencia y propuesta de alternativas reales respecto de las condiciones concretas que impone la estructura económica e institucional internacional, y la ausencia de coordinación

3 comentarios: